Son muchas las grandes ciudades europeas que han crecido a orillas de un gran río. París, Londres, Viena o Praga tienen en estos cauces auténticas columnas vertebrales por los que navegan barcos turísticos ofreciendo una visión diferente de la ciudad. Ahora, un nuevo proyecto futurista, quiere hacer del río auténticas carreteras ecológicas.
París será la primera que disfrute de los taxis fluviales -con forma de huevo o burbuja-, una creación del navegante francés Alain Thébault y del windsurfista sueco Anders Bringdal, que será puesto a prueba en la capital del Sena la próxima primavera.
Hechos de fibra de vidrio y espuma de alta densidad, estos pequeños habitáculos funcionan con energía solar y pueden llevar hasta cinco personas. Una láminas elevan el casco del agua unos 60 centímetros con lo que reducen la fricción y permite a estos «vehículos» alcanzar velocidades de hasta 30 kilómetros por hora.
Según afirmó a The Telegraph Alain Thébault una vez aprobado el prototipo en París y con los vehículos plenamente desarrollados confían que, tras París, entren en funcionamiento en Londres y Ginebra además de en ciudades americanas como Nueva York y Florida.
Los inventores del estas «Sea Bubbles» esperan que con el tiempo estos vehículos funcionen como los taxis e incluso entren en aplicaciones como Uber.